Lina Morgan es mi novia
Había preparado las maletas y me disponía,
como muchas otras mujeres y jóvenes, a dedicarme un poco de tiempo ya que hacía un mes que no lo había hecho porque no había vuelto
a casa desde entonces.
Había terminado y ahora debía recoger todas las cosas que
había sacado por medio. Cojo la silla. Dejo la silla en la cocina y de repente
empieza a sonar el teléfono. Empiezo a correr pues todo el
mundo dormía y no quería que se despertasen. No duró mucho, no más de dos segundos, me resultaba extraño porque la
única persona que se acordaba de mi últimamente no tenía Internet.
Sabía que seguía ahí, que no andaba demasiado lejos, a no ser que se hubiese equivocado de teléfono. De todas formas ahora necesitaba gritar.
En tu línea, como siempre sentimentales. Aunque mujer, hay más gente que se acuerda de ti que sí tiene internet.
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